El burnout se puede definir como “(…) un síndrome psicológico que emerge como una respuesta prolongada a estresores interpersonales crónicos en el trabajo. Las tres dimensiones clave de esta respuesta son cansancio abrumador, sentimientos de cinismo y desapego por el trabajo, y una sensación de ineficiencia y falta de logros” (Maslach & Leiter, 2016).
Este síndrome ha sido investigado como factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunitarios, insomnio y depresión.
Un nuevo estudio muestra que el burnout podría ser causado por una incongruencia entre las necesidades inconscientes de la persona y las oportunidades y demandas en el trabajo. Los hallazgos tienen implicaciones para la prevención del burnout.
Los desequilibrios entre las demandas laborales y las necesidades de la persona ponen a los empleados en riesgo de sufrir burnout, sugiere la investigación publicada en Frontiers in Psychology, un journal de acceso abierto.
En la investigación, científicos de las Universidades de Zurich y Leipzig muestran que las necesidades inconscientes (motivos implícitos) de los empleados juegan un rol importante en el desarrollo del burnout. El equipo se concentró en dos motivos importantes: el motivo de poder, es decir, la necesidad de tomar responsabilidad por otros, mantener la disciplina y comprometerse en argumentos o negociaciones, con el objeto de sentirse fuerte y autoeficaz; y el motivo de afiliación o la necesidad de relaciones personales positivas en miras a experimentar confianza, calidez y un sentido de pertenencia. Un desequilibro entre las características laborales y cualquier de esos motivos implícitos puede causar burnout, según muestran los resultados. Y el riesgo existe en ambas direcciones, es decir que aumenta tanto si no se consigue suficiente de estos motivos implícitos, como si se consigue demasiado.
“Hemos encontrado que la frustración de las necesidades afectivas inconscientes, causada por la falta de oportunidades para la conducta impulsada por motivos, es perjudicial para el bienestar físico y psicológico. Lo mismo es cierto para el esfuerzo orientado a una meta que no coincide con un motivo implícito bien desarrollado de poder o afiliación, porque el esfuerzo excesivo es necesario para alcanzar esa meta. Ambas formas de desajuste actúan como estresores ocultos y pueden causar burnout”, dice la autora principal, Veronika Brandstätter, profesora de Psicología en la Universidad de Zurich, Suiza.
Brandstätter y sus colegas reclutaron a 97 mujeres y hombres de entre 22 y 62 años a través del sitio web Swiss Burnout, un recurso de información con un foro para personas de Suiza que sufren burnout. Los participantes completaron cuestionarios sobre su bienestar físico, grado de burnout y características laborales, incluyendo las oportunidades y demandas en su lugar de trabajo.
Para evaluar los motivos implícitos (cuya intensidad varía de persona a persona, pero no puede ser medida a través de auto-reportes, ya que son mayormente inconscientes), Brandstätter y su equipo utilizaron un método original: les pidieron a los participantes que escribieran historias imaginarias breves para describir 5 imágenes (un arquitecto, un trapecista, una mujer en un laboratorio, un boxeador y una escena en un club nocturno). Cada historia fue analizada por codificadores entrenados, quienes buscaron oraciones sobre relaciones personales positivas entre personas (expresando los motivos de afiliación) o sobre personas impactando o influyendo en otros (expresando el motivo de poder). Los participantes que utilizaron muchas oraciones de cada tipo recibieron puntajes altos para el motivo implícito correspondiente.
Mientras mayor era el desequilibrio entre el motivo de afiliación de una persona y el alcance de sus relaciones personales en el trabajo, mayor riesgo de burnout había. Por otro lado, mientras más diferencia había entre el motivo de poder y el poder realmente obtenido en el trabajo, el individuo tendía a presentar mayores síntomas físicos adversos (dolores de cabeza, mareos, dolor de pecho y falta de aliento).
Es importante resaltar que estos resultados sugieren que las intervenciones para prevenir o reparar dichos desequilibrios podrían incrementar el bienestar en el trabajo y reducir el riesgo de burnout.
Fuente: Psypost