“El bajo peso se ha equiparado tradicionalmente con una enfermedad más grave”, dijo la Dra. Andrea Garber, nutricionista jefe del Programa de Trastornos de la Alimentación de UCSF. “Actualmente, un tercio de los ingresos por trastornos alimentarios son pacientes con anorexia nerviosa atípica con peso normal o superior.
La Dra. Garber y sus colegas compararon la pérdida de peso y la gravedad de la enfermedad entre dos grupos de pacientes de 12 a 24 años que se habían inscrito en un ensayo clínico al ingresar al hospital para recibir tratamiento.
“Nuestro estudio sugiere que los pacientes con pérdida de peso grande, rápida o prolongada están más gravemente enfermos, independientemente de su peso actual,” sostuvo, y señaló que ambos grupos perdieron alrededor de 30 libras en aproximadamente 15 meses (Garber et al., 2019).
En el estudio participó un grupo de 66 individuos con anorexia nerviosa, que excluyó a aquellos que tenían un peso extremadamente bajo; y otro grupo con 50 pacientes más pesados con la llamada anorexia nerviosa atípica.
Los participantes del estudio se inscribieron en el ensayo StRONG, un estudio de realimentación o rehabilitación nutricional a corto plazo, en el UCSF Benioff Children’s Hospital San Francisco y Lucile Packard Children’s Hospital, Stanford.
Del total de 116 participantes, 105 eran mujeres; la mitad eran blancos en el grupo atípico y dos tercios eran blancos en el grupo típico.
Descubrieron que los pacientes con anorexia nerviosa atípica son tan propensos como los pacientes con bajo peso a sufrir bradicardia o frecuencia cardíaca lenta, un signo clave de inestabilidad médica que puede provocar latidos cardíacos irregulares y otras complicaciones.
Estos pacientes también pueden llevar una carga psicológica más pesada que los que tienen bajo peso, debido a las mayores preocupaciones por evitar los alimentos y a sentimientos más negativos sobre la forma y el peso del cuerpo.
Según el DSM-5, la anorexia nerviosa atípica cumple los criterios para la anorexia nerviosa. Las características incluyen restricción de alimentos que conducen a la pérdida de peso, miedo intenso a aumentar de peso y “alteración en la forma en que se experimenta el peso o la forma del cuerpo”.
La única excepción es que el peso del paciente con la variante atípica está dentro o por encima del rango normal, a pesar de la pérdida de peso significativa.
En el estudio, el IMC promedio para el grupo típico en su punto más alto fue 20.7, en el extremo inferior del rango saludable, y 25.2 para el grupo atípico, en el extremo inferior del rango de sobrepeso. Para cuando ingresaron en el hospital, el IMC promedio del grupo típico era de 15.7 y el IMC promedio del grupo atípico era de 19.4.
El estudio encontró que las pacientes atípicas femeninas eran tan propensas como sus contrapartes de bajo peso a dejar de menstruar, un sello distintivo de la supresión hormonal debido a la mala nutrición que afecta la fertilidad y la densidad ósea.
Tanto los pacientes típicos como los atípicos eran susceptibles a los desequilibrios de electrolíticos por la ingesta inadecuada de sodio, potasio, calcio y cloruro, lo que puede afectar el funcionamiento del cerebro, los músculos y el corazón.
Los pacientes en el grupo atípico obtuvieron puntajes significativamente más altos en un cuestionario que evaluó la psicopatología del trastorno alimentario, que abordó cuestiones como la evitación de la comida y la alimentación, la preocupación por las calorías y la alimentación en secreto, los sentimientos de gordura e incomodidad al ver el cuerpo, la insatisfacción con el peso y la reacción al ser pesado.
El puntaje global del grupo atípico alcanzó 3.8, en comparación con 3 para el grupo típico. Por contexto, los puntajes en las mujeres de la comunidad son inferiores a 1.
“Una posibilidad para los comportamientos y las cogniciones de los trastornos alimentarios más extremos entre el grupo atípico es que algunos de los pacientes tenían sobrepeso y pueden haber sufrido estigma o burlas que los hicieron sentir peor por su tamaño,” dijo Garber.
“O, si estaban genéticamente predispuestos a estar en el lado más pesado, podrían haber tenido que emplear comportamientos más severos o tener pensamientos más severamente desordenados para luchar contra su biología.”
“Estos hallazgos muestran que la anorexia nerviosa atípica es una enfermedad real, no solo una forma menor de ‘pre-anorexia nerviosa,’” agregó Garber.
“Los pediatras y otros proveedores de atención primaria deben vigilar a los pacientes con pérdida de peso grande o rápida, incluso si para empezar eran más pesados y ahora parecen ser ‘normales.’ Estos pacientes están tan enfermos como los que tienen diagnóstico de anorexia nerviosa tradicional.”
Referencia bibliográfica:
Garber, A. K., Cheng, J., Accurso, E. C., Adams, S. H., Buckelew, S. M., Kapphahn, C. J., … Golden, N. H. (2019). Weight Loss and Illness Severity in Adolescents With Atypical Anorexia Nervosa. Pediatrics. https://doi.org/10.1542/peds.2019-2339
Fuente: Psychcentral