Llamamos funciones ejecutivas a las habilidades implicadas en la generación, la supervisión, la regulación, la ejecución y el reajuste de conductas adecuadas para alcanzar objetivos; principalmente los nuevos o los más creativos. Estos mecanismos se ponen en marcha en cada una de las situaciones por las que pasamos, estas situaciones a medida que crecemos se hacen más complejas; y es por esto que el buen funcionamiento de los mismos es crucial para que las respuestas sean óptimas y socialmente adaptadas (Verdejo-García-Bechara, 2010).
Estos objetivos que están presente en la resolución de los acontecimientos de la vida, donde encontramos implicadas a las funciones ejecutivas, pueden ser cognitivos o emocionales y tienen en cuenta como variable las consecuencias inmediatas y las consecuencias a largo plazo por las actividades elegidas. Las funciones ejecutivas se coordinan también para acceder o recuperar información de la memoria, para anticipar los resultados de una variedad de respuestas en el futuro; esto es de suma importancias en la toma de decisiones y en la planificación.
Los componentes que conforman las funciones ejecutivas son (Verdejo-García-Bechara, 2010):
- Actualización: actualizar los contenidos de la memoria de trabajo
- Inhibición: cancelar respuestas automatizadas inadecuadas para la situación o momento
- Flexibilidad: alternar esquemas mentales, funciones y patrones de acción de acuerdo al entorno
- Planificación y multitarea: anticipar y ensayar en planos futuros determinadas tareas y consecuencias
- Toma de decisiones: elegir entre alternativas la solución más acorde y efectiva para cada situación.
las funciones ejecutivas son mecanismos complejos de integración intermodal
En síntesis, las funciones ejecutivas son mecanismos complejos de integración intermodal (pueden utilizarse para más de un medio) e intertemporal (ocurre a través de diferentes periodos de tiempo), dando la posibilidad de proyectar cogniciones y emociones desde el pasado hacia el futuro; buscando soluciones adecuadas y de mejor impacto a situaciones nuevas o complejas. (Verdejo-García-Bechara, 2010)
Alteraciones de las funciones ejecutivas
Cuando hablamos de individuos con funciones ejecutivas alteradas o disminuidas podemos encontrar casos de patologías neurológicas como por ejemplo el mal de parkinson, los ACV, problemas cardiovasculares, tumores cerebrales, traumatismos, la esclerosis múltiple, el alzheimer y el síndrome de tourette; y también casos de trastornos mentales como por ejemplo la esquizofrenia, el trastorno obsesivo compulsivo, algún trastorno de la personalidad, el trastorno por déficit de atención y trastorno del espectro autista.
Podemos reconocer algunas pautas que son individuales a cada patología o incluso pautas comunes a algunos de los casos antes mencionados, como por ejemplo dificultades para concentrarse en una tarea, comportamiento rígido, conductas estereotipadas, falta de flexibilidad, dificultades para entender conceptos abstractos y limitaciones en la creatividad.
¿Cómo podemos evaluar las funciones ejecutivas?
Para evaluar las funciones ejecutivas exhaustivamente debemos aislar cada uno de sus componentes y aplicar test específicos. Los resultados en conjunto manifestaran que áreas son las más comprometidas y cuan comprometidas se encuentran.
En este apartado presentaremos un protocolo de evaluación que compila herramientas útiles en los aspectos anteriormente mencionados:
- Evaluación de la memoria operativa:
- Bucle fonológico (dígitos directos de la escala de memoria de Wechsler). Se utiliza para medir un recuerdo inmediato verbal.
- Agenda visoespacial (localización espacial de Wechsler). Evalúa la memoria espacial inmediata.
- Evaluación de la memoria de trabajo y sus operaciones específicas:
- Se utiliza el paradigma de Sternberg, junto con el bucle fonológico y la agenda para evaluar la codificación y el mantenimiento adecuado de la información.
- Se utilizan tareas de evaluación que consistan en reconocer si un estímulo se ha presentado con anterioridad con el fin de actualizar y mantener la información (evaluando estas operaciones).
- Letras y números de la escala de memoria de Wechsler son utilizadas para evaluar el mantenimiento de la información.
- Para aumentar la exigencia de la evaluación de pueden utilizar ejercicios duales como por ejemplo el bucle fonológico y la agenda visoespacial al mismo tiempo.
- Se pueden realizar ejercicios para evaluar la capacidad de elegir estímulos irrelevantes por ejemplo el test de STROOP
- También se utiliza el test de clasificación de cartas de Wisconsin (WCST) para evaluar la alternancia cognitiva y los procesos de mantenimiento e inhibición.
- Evaluación de la planificación:
- Se utilizan principalmente dos test la Torre de Hanoi y el Mapa del Zoo. En estos se evalúa la posibilidad de que la persona se plantee un objetivo, aplique una estrategia y valore el logro o el fracaso del objetivo pretendido.
- Toma de decisiones:
- Se utiliza la prueba de Gambling task en la cual los resultados se explican a partir de la hipótesis de que los resultados de la prueba en sujetos neurotípicos, después de determinadas experiencias, establecerán balances que los conducirán a tomar decisiones exitosas o ventajosas.
Rehabilitación de las funciones ejecutivas
Cuando hablamos de personas con las funciones ejecutivas alteradas o disminuidas nos encontramos con sujetos cuya capacidad para llevar una vida independiente, autovalida y socialmente aceptada se encuentra afectada. Se tienen problemas para poder solucionar o atender a los problemas del entorno, lo cual resulta difícil de entender para las familias y los vínculos cercanos; provocando así rechazo y aislamiento social. Por este motivo es necesario pensar en una rehabilitación de dichas funciones para mejorar la calidad de vida no solo del sujeto a tratar, sino también de su familia y entorno.
Para evaluar las funciones ejecutivas exhaustivamente debemos aislar cada uno de sus componentes y aplicar test específicos
El objetivo principal de la rehabilitación es utilizar estrategias y actividades que restauren o compensen las funciones alteradas. Por ejemplo en personas que presentan serias dificultades en cómo responder a situaciones específicas (por disminución de la atención o de la memoria, mala interpretación de estímulos, o poca capacidad de autoconciencia) se puede entrenar aprendiendo secuencias conductuales de situaciones cotidianas de la vida diaria como el desayuno, el baño, el almuerzo, vestirse, etc (REV NEUROL, 2004).
La restauración de las funciones ejecutivas requieren un trabajo estructurado de ejercicios y pautas bien establecidas que permitan realizarse en más de un aspecto de la vida, para luego poder generalizarlas (tratamiento ecológico). Es necesario una planificación de actividad y de tiempo por parte del terapeuta, en las primeras etapas rígida, con un registro específico que permita de dar cuenta de los resultados objetivamente. Este registro permitirá saber qué actividades serán óptimas para cada paciente, como así la dificultad a exigir y la meta a trabajar por medio del mismo también se deberán registrar las variables y contingencias relacionadas con la actividad. Las instrucciones en cada actividad deben ser simples y claras; si una actividad es compleja debe separarse en cada uno de sus componentes, y cuando los mismos se cumplen correctamente encadenar la secuencia. El terapeuta debe hacer un análisis de conducta y elegir cómo intervenir con refuerzos diferenciales. Algunas estrategias que puede utilizar el paciente, enseñadas por el terapeuta son: registro propio de actividades más urgentes a realizar, autoinstrucciones, planificación interna, planificación externa con horarios y chequeando la información del medio necesaria para la actividad(REV NEUROL, 2004).
Concluyendo
Las funciones ejecutivas son las que nos permiten todo tipo de relación con otra persona, con un contexto, o con una situación específica. Cuando las mismas se encuentran afectadas comienzan los problemas y las respuestas socialmente no aceptadas no tardan en aparecer, provocando aislamiento y discriminación. Estamos de acuerdo en que la sociedad debe de responder de una manera inclusiva y no estigmatizadora frente a estas problemáticas; pero además debemos trabajar para que las personas con disfunción en estas funciones accedan a un tratamiento adecuado que les permita ganar autonomía e independencia.
Bibliografía:
- Muñoz-Céspedes, J. M., & Tirapu-Ustárroz, J. (2004). Rehabilitación de las funciones ejecutivas. Revista de neurología, 38(7), 656-663.
- Verdejo-García, A., & Bechara, A. (2010). Neuropsicología de las funciones ejecutivas. Psicothema, 22(2), 227-235
- Tirapu-Ustárroz, J., Muñoz-Céspedes, J. M., Pelegrín-Valero, C., & Albéniz-Ferreras, A. (2005). Propuesta de un protocolo para la evaluación de las funciones ejecutivas. Revista de neurología, 41(3), 177-186.
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