Cuando comenzamos a hablar sobre maltrato infantil, seguramente en nuestras mentes nos aparecen historias conocidas de amigos, familiares y en algunos casos propias, de experiencias sobre el tema. Aparecen dudas sobre si alguna situación que vivimos pudo haber sido considerada o no maltrato infantil.
Una de las dificultades para hablar sobre maltrato infantil es el registro de datos, no sabemos realmente a cuantas personas alcanza la problemática en realidad, hay raíces culturales e históricas implicadas, opiniones diferentes sobre la propia definición de maltrato, naturalización de los hechos intrafamiliares en situaciones de violencia por castigos, etc.
La psiquiatra canadiense Nedine Burke Harris en su video “Cómo el trauma infantil afecta la salud durante toda la vida” nos invita a hacer una reflexión sobre el impacto del maltrato infantil a todos los individuos de la sociedad actual; cómo afecta de cerca a la mayoría de las personas que nos rodean, dando como resultado dos caras opuestas: la importancia de la prevención en el tema y la dificultad de reconocer la implicación que tiene, porque nos afecta a todos.
Actualmente, en una nota de la Organización Mundial de la Salud sobre la temática, los datos son alarmantes: de los adultos entrevistados, una cuarta parte manifestó haber sufrido maltrato físico en la infancia y en cuanto a abusos sexuales, una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres declararon haberlo padecido en la infancia (OMS, 2016).
Sabemos que el cerebro humano se sigue desarrollando a lo largo de la vida desde la infancia hasta la adultez; es por esto que las situaciones de maltrato durante el desarrollo en la infancia pueden dejar consecuencias a nivel estructural y a nivel cognitivo. Los resultados de la exposición al estrés crónico, como consecuencia del maltrato, pueden ser cruciales para el desarrollo del cerebro humano.
Una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres declararon haberlo padecido en la infancia
Para definir a qué llamamos maltrato infantil debemos realizar una categorización que incluya la negligencia y el abandono, lesiones físicas y maltrato psicológico (Mesa-Gresa,Moya-Albiol; 2011):
- Maltrato físico: acciones por parte de los padres o cuidadores que provoquen daño físico o enfermedad al niño sin ser accidentalmente.
- Abuso sexual: cualquier tipo de contacto sexual sin consentimiento. En el caso de contacto sexual con un menor, por parte de un adulto, se ve agravado por la relación de poder y autoridad. El abuso sexual también puede darse entre dos menores de edad.
- Maltrato emocional o psicológico: hostilidad verbal crónica por medio de insultos, críticas o amenazas que atemoricen o humillen al menor.
- Negligencia: exponiendo como el extremo el abandono de un menor, es el maltrato por omisión que atente contra la salud, seguridad y bienestar del niño. Podemos a su vez pensar en una negligencia física en la que no se satisfagan las necesidades básicas del niño como la vestimenta, el hogar, la higiene y la seguridad; negligencia médica donde no se brindan tratamientos adecuados al menor en su salud física y mental; la negligencia emocional donde no se le brinde afecto ni soporte; y la negligencia educacional donde no se brinde la oportunidad de una crianza adecuada, ni acceso a la escolaridad.
El maltrato en la infancia en gran cantidad de casos afecta el desarrollo típico del niño, además de las lesiones consecuentes de agresiones físicas, someter a un niño a estrés crónico provoca secuelas y consecuencias a nivel anatómico, estructural y funcional. Actualmente se asocia al maltrato infantil con alteraciones importantes en el sistema nervioso central, el sistema endocrino y el sistema inmune.
Dentro del desarrollo en el niño se ven afectados dos procesos indispensables para el buen funcionamiento del cerebro estos son: la plasticidad neuronal y la mielinización; provocando inhibición en el desarrollo satisfactorio de las funciones cognitivas, motoras y sensoriales impidiendo la integración de la información.
Someter a un niño a estrés crónico provoca secuelas y consecuencias a nivel anatómico, estructural y funcional
Dentro de los efectos que puede provocar el maltrato en los primeros años de la infancia se destaca una alta mortalidad y morbilidad, padecimiento de retraso mental o parálisis cerebral (sobre todo en casos de agresiones físicas), déficits cognitivos o del lenguaje, trastornos del aprendizaje, problemas emocionales o del comportamiento, desnutrición grave (altamente relacionada con el abandono), vulnerabilidad a padecer psicopatologías a largo y mediano plazo. Los trastornos de mayor prevalencia vinculados al maltrato infantil son: depresión, ansiedad, conducta antisocial y oposicionista, trastorno por déficit de atención/hiperactividad, trastorno de estrés post traumático, trastorno de personalidad, esquizofrenia, conductas suicidas y autolesivas (Mesa-Gresa,Moya-Albiol; 2011).
Esta alta comorbilidad con trastornos mentales y a su vez la variación de dichos trastornos que se presentan, hacen pensar al maltrato infantil como uno de los factores de riesgos más relevantes de padecer una psicopatología; es por esto que debería de tratarse como un tema urgente en agenda de prevención y promoción, para brindar herramientas a los niños víctimas de estos maltratos y a los adultos que padecen a consecuencia de los mismos.
Debemos tener en cuenta que no todos los menores que sufren maltrato en los primero años de vida, experimentan consecuencias graves; esto tiene que ver con el tipo de interacción entre los factores de riesgo ambientales y el tipo genético ligado a patología. En este punto es indispensable hablar de la resiliencia; la vulnerabilidad de los niños que padecen maltrato están regulados por esta. Por resiliencia entendemos la adaptación positiva y un desarrollo óptimo a pesar de haber sido expuesto crónicamente a situaciones traumáticas o estresantes durante la infancia; estas características resilientes pueden ser un rasgo de personalidad y actúa como un factor protector frente a hechos adversos.
El maltrato infantil es uno de los factores de riesgos más relevantes de padecer una psicopatología
Además de las características de personalidad que pueden servir como protección frente a la vulnerabilidad, también existen factores de riesgo del propio niño, de los padres o cuidadores, factores relacionales y factores sociales que apuntan a averiguar la causa del maltrato infantil a pesar de no estar presentes siempre en las situaciones de maltrato (OMS, 2016):
- Las características presentes en el niño que aumentan la posibilidad de ser maltratado son: ser menor de cuatro años o ser adolescente, no haber sido un embarazo deseado o no cumplir con expectativas y metas familiares, ser discapacitado, llorar mucho o tener rasgos físicos anormales. Siempre debemos tener en cuenta que el niño se encuentra en la posición de víctima, y que de ningún modo es responsable de los hechos.
- Los factores de riesgo que tienen que ver con los padres o cuidadores del niño son: tener dificultades para establecer un vínculo afectivo cuando el niño nace, no cuidar del niño, antecedentes propios de haber sufrido maltrato en la infancia, no tener conocimiento o tener falsas expectativas del desarrollo del infante, consumo de alcohol en exceso o de drogas, realizar actividades delictivas y tener dificultades económicas.
- Dentro de los factores relacionales vinculados al maltrato infantil encontramos: problemas fisicos o psicologicos de algún familiar, divorcio o violencia intrafamiliar, falta de vínculos con la comunidad y pérdida del apoyo de la familia extensa del niño.
- Los factores sociales que se relacionan con el maltrato infantil son: las desigualdades sociales y el género, malas condiciones de vivienda, pobreza y desempleo, acceso al alcohol y a las drogas, políticas públicas insuficientes en prevención del maltrato infantil, pornografia, prostitucion y trabajo infantil; una mirada autoritaria de los padres que debilitan los derechos de los niños y habilitan culturalmente los castigos físicos y la rigidez relacionada con el rol de cada sexo; falta de políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas para evitar el sufrimiento de los niños sobre todo en grupos de población vulnerable.
Aún existen muchas deficiencias en investigaciones en maltrato infantil, sigue siendo un tema “tabú”, aunque existen programas actuales de prevención y es importante actualizarnos en el tema y capacitar sobre el mismo, porque como ya vimos no es una temática lejana al mayor porcentaje de la población y los resultados de la promoción y prevención son un beneficio para todos.
El maltrato infantil es un fenómeno multicausal y universal; que hace daño a la víctima y también a la sociedad en general
Dentro de las estrategias que podemos utilizar para prevenir el maltrato infantil encontramos: formacion a padres sobre una crianza en positivo centrada en valores, campañas de información públicas sobre las lesiones producto de negligencia o desconocimiento (ejemplo: sacudir a un infante, un juego muy común, puede terminar en un trauma craneoencefálico), capacitaciones en escuelas sobre los derechos del niño y campañas de prevención de abuso sexual. Cuanto a más temprana edad se realicen las intervenciones los resultados serán más óptimos y rápidos, tanto para el niño como para la sociedad (OMS, 2016).
Habiendo planteado una definición de maltrato infantil, las consecuencias en la vida adulta, los factores de riesgo, los factores de protección y estrategias de promoción y prevención; es importante concluir que el maltrato infantil es un fenómeno multicausal y universal; que hace daño a la víctima y también a la sociedad en general, dado que donde hoy vemos un niño víctima, en el futuro, podemos ver un adulto agresor repitiendo el patrón. Debemos divulgar, instruir y educar a la población en general sobre esta problemática, generar conciencia y redes que puedan llevar a cabo estrategias específicas; poner en agenda de manera primordial los derechos de los niños y hacernos cargo, ya que cada uno desde su lugar puede sumar a que no existan más formas de violencia.
Bibliografía
Mesa-Gresa, P., & Moya-Albiol, L. (2011). Neurobiología del maltrato infantil: el “ciclo de la violencia”. Revista de Neurología, 52(8), 489-503.
Organización Mundial de la Salud (2016) Nota descriptiva: “Maltrato infantil”
Santana, R., Sánchez, R., & Herrera, E. (1998). El maltrato infantil: un problema mundial. Salud pública de México, 40(1).